Agente de Préstamos Hipotecarios, Trabaja por ti mismo
Si nos detenemos a pensar en ello, ser agente de préstamos hipotecarios es similar a ser un empresario. Sin embargo, a diferencia de un empresario, usted sigue teniendo detrás a un agente hipotecario, un intermediario que intermedia un préstamo hipotecario en nombre de un particular o una empresa.
Los buenos empresarios y los excelentes gestores de préstamos hipotecarios son extrovertidos y saben cómo atraer a la gente y crear relaciones mutuamente beneficiosas. Como oficina hipotecaria con mentalidad empresarial, hay que trabajar duro para desarrollar contactos de referencia. Además de aprovechar sus contactos personales, debe crear una relación con constructores, agentes inmobiliarios y otros profesionales del sector inmobiliario.
También hay que establecer una relación con los clientes potenciales y seguir alimentando su base de clientes. Hay muchas ocasiones en las que actuará como asesor, ayudando a su base de clientes a entender cosas como los tipos y los productos de préstamo, dándoles una mejor comprensión del proceso de obtención de un préstamo. Se necesita paciencia y habilidad para explicar ideas complejas a alguien que no está familiarizado con ellas.
Además, es importante tener un conocimiento actualizado de los productos crediticios disponibles y una sólida comprensión de los procedimientos de tramitación y suscripción. Estos conocimientos no son estáticos. El sector hipotecario cambia constantemente y es esencial estar al tanto de las actualizaciones. Dado que la información crítica tiende a revisarse, un gestor de préstamos hipotecarios debe ser capaz de tomar decisiones rápidas y precisas para ofrecer a los clientes las soluciones adecuadas y supervisar todo el proceso de solicitud de préstamos, desde su origen hasta el cierre.
¿Cuánta educación necesita?
Aunque lo único que se requiere es un título de bachillerato o equivalente, tus posibilidades de éxito aumentan exponencialmente si has realizado estudios universitarios. Al fin y al cabo, mientras el instituto enseña a leer y escribir, la universidad te enseña habilidades como la investigación, el análisis y el pensamiento crítico.
Sin embargo, aunque una buena formación establece una base sólida, lo más importante es el conocimiento, las habilidades y la experiencia en el sector.
He aquí un rápido desglose de los conocimientos, habilidades y experiencia que debe poseer un buen agente de préstamos:
- En lo que respecta a los conocimientos, debe estar familiarizado con la terminología hipotecaria especializada y los procesos específicos. Por ejemplo, debe conocer bien las directrices de la FHA/VA/Convencional.
- En cuanto a las habilidades, debe tener capacidad de liderazgo y ser capaz de mantener la confidencialidad. También debe tener una excelente comunicación escrita y verbal. Las habilidades verbales le ayudarán en su contacto con los clientes y las escritas le ayudarán con toda la documentación de su trabajo.
- En cuanto a la experiencia, debe tener al menos dos o más años de trabajo con una variedad de productos de préstamos hipotecarios.
Características de los mejores resultados
Mientras que algunos agentes de crédito son competentes, otros son los que mejor funcionan. La razón de la diferencia no radica en los conocimientos, las habilidades o la experiencia. Si bien es cierto que éstas desempeñan un papel, la verdadera diferencia radica en la mentalidad. Alguien con una mentalidad ganadora no sólo tiene una buena actitud, sino que también repite constantemente el comportamiento correcto.
Lo que separa a un Agente de Préstamos Hipotecarios de alto rendimiento de alguien mediocre es que los de alto rendimiento son visionarios; saben a dónde quieren llegar en su carrera.
He aquí cinco cualidades de la mentalidad que poseen los mejores profesionales:
1. Utilizan las mejores prácticas
No les preocupa tratar de reinventar la rueda. Saben que las mejores prácticas ya se han establecido, por lo que centran su tiempo y esfuerzo en perfeccionar sus conocimientos prácticos.
2. Son hacedores
No sólo hablan bien. No se quedan quietos. No sólo tienen un deseo ardiente de tener éxito en lo que hacen, sino que son hacedores, no sólo habladores. Mientras que la mayoría de la gente aprende a decir las cosas correctas en el momento adecuado, un número menor sabe cómo actuar a tiempo.
3. Son muy productivos
Aunque el trabajo duro es admirable, no siempre es un trabajo productivo porque se puede perder mucho tiempo en hacer cosas que no es necesario hacer. La productividad no es un accidente; es el resultado de un estudio cuidadoso de cómo hacer las cosas de forma sistemática. Irónicamente, aunque la palabra «productividad» es casi una palabra de moda, pocas personas se toman el tiempo de experimentar con el comportamiento para averiguar cómo desarrollar un sistema para hacer más trabajo en menos tiempo.
4. Son disciplinados
No basta con tener las intenciones correctas. Con demasiada frecuencia, el estado de ánimo, el cansancio y la frustración se interponen en el camino de las buenas intenciones. La disciplina consiste en hacer lo que hay que hacer, estés o no de humor o tengas la energía para hacerlo.
5. Se ganan a la gente a su manera de pensar
No es fácil ganarse la confianza y el respeto en ninguna profesión. Es algo que hay que ganarse con el tiempo mediante una muestra de competencia constante.